sábado, 2 de junio de 2012

Solar Impulse, el avión solar viaja a otro continente


Las condiciones deben ser absolutamente fantásticas para que el avión vuele: poco viento, ningún riesgo de tormenta y el sol en todo lo alto alimentando las placas fotovoltaicas que recubren sus alas. Así fue el viaje desde Suiza hasta Madrid en el camino del avión Solar Impulse hacia Marruecos.

Desde que partió del aeropuerto suizo de Payerne hasta que aterrizó en el madrileño aeródromo de Barajas pasaron más de 15 horas. Las dos baterías y los dos motores alimentados única y exclusivamente con la energía solar que consiguen acumular apenas le permiten volar a más de 70 kilómetros por hora por lo que en ciertas, ocasiones, cuando el viento sopla en su contra, parece que el avión está parado, absolutamente suspendido sobre la Tierra, explicaba el piloto André Borschberg ya en el aeropuerto de Barajas.
Construido en fibra de carbono ultraligera tiene una envergadura similar a la de un Airbus 340, unos 63 metros, pesa como un coche, unos 1.600 kilos y tiene la potencia del motor de una scooter. Estos son solo algunos datos técnicos curiosos del aparato pero lo importante del proyecto está en el mensaje: las energías renovables son el futuro, y no solo a nivel de aviación.
En su día el abuelo del piloto Bertrand Piccard, Auguste, ya inspiró al dibujante del cómic de Tintín, Hergé, para crear el famoso Profesor Tornasol. Años más tarde, su hijo y padre del piloto, Jacques Piccard conseguiría el récord de profundidad a bordo de un batiscafo. Años más tarde, en 2000, su hijo Bertrand consiguió ser el primer hombre en dar la vuelta al mundo en globo sin escalas, pero no contento con eso comenzó la carrera por conseguir dar la vuelta a la Tierra en un avión solar.
En los próximos años sabremos si lo consiguen pero ya nadie puede negar la valentía y el ímpetu de estos nuevos exploradores del siglo XXI.

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