martes, 10 de enero de 2012

La malnutrición afecta al 42% de los niños indios

El primer estudio en años sobre malnutrición en la India revela que el 42% de los niños de los 100 distritos más pobres sufren atrofias o malnutrición a los dos años, según los datos de un informe.
"Pese a nuestro impresionante crecimiento económico, el nivel de malnutrición es inaceptablemente alto. No hemos logrado reducir este índice lo suficientemente rápido", se ha lamentado el primer ministro del país, Manmohan Singh, durante la presentación de los datos del estudio 'HUNGaMA' ('Hambre y malnutrición').


La economía india ha crecido por encima del 6,5% en los últimos años, pero persisten graves desigualdades en función del territorio y, según un informe de UNICEF de 2009, unos 61 millones de niños están desnutridos, un tercio del total global.


Reducir la malnutrición a la mitad en el año 2015 (desde las tasas de 1990) es uno de los Objetivos del Milenio para la India: se supone que para ese año la tasa de niños afectados por el problema en este país debería ser del 27,4%.
Según el informe, sin embargo, las tasas actuales son alarmantes en los distritos más pobres del país, donde el 59% de los niños menores de cinco años presenta atrofias y un 92% de las madres ni siquiera ha escuchado la palabra 'malnutrición'.


"Es evidente que las campañas de información no son satisfactorias. Menos de la mitad de las madres ofrece lactancia natural a sus hijos y casi nadie sabe decir qué es la malnutrición", ha declarado la jefa de la investigación, Rohini Mukherjee.
"Es fundamental que seamos capaces de actuar en el período que se conoce como de los 'mil días', desde que la mujer se queda embarazada hasta que el niño cumple dos años. Las madres pueden hacer cosas que no cuestan dinero, como recurrir a la lactancia", añadió.


El informe, el primero a ese nivel realizado desde 2004, se basa en una investigación en 112 distritos de la India por la fundación india Naandi, cuyos investigadores han entrevistado a personas de 73.000 hogares.
Las conclusiones también contienen datos positivos, como la bajada de la tasa de malnutrición (hace siete años era del 53%) o el hecho de que las niñas, tradicionalmente discriminadas en amplias zonas, no estén en una situación aún peor que la de los varones.

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