domingo, 22 de enero de 2012

Un código de conducta para explorar el cosmos

EEUU cree que ha llegado el momento de poner orden en el 'vertedero espacial'. Apenas dos días después de la caída en el Pacífico de los restos de la nave rusa 'Fobos-Grunt', la secretaria de estado estadounidense, Hillary Clinton, anunció su intención de redactar junto con la Unión Europea (UE) y otros países un código internacional de conducta para las actividades realizadas en el espacio exterior.
En un comunicado hecho público el pasado martes, Clinton señaló que "el espacio está gravemente amenazado a largo plazo por los escombros espaciales y los actores irresponsables", por lo que considera que "un código de conducta ayudará a mantener su sostenibilidad, la seguridad y la estabilidad"
En apenas cuatro meses han caído a la Tierra restos de tres artefactos espaciales. Antes de que 200 kilogramos de chatarra de 'Fobos-Grunt' impactaran en el Pacífico, el pasado domingo, hubo otras dos alarmas. En septiembre, 300 kilogramos de chatarra procedentes del satélite de la NASA UARS cayeron también en el Pacífico y sólo un mes después reentró en la atmósfera el satélite alemán ROSAT, esta vez en el golfo de Bengala, al norte del Océano Índico.


En ninguna de las ocasiones se produjeron heridos pero los tres casos reflejan "el grave riesgo" que representa la basura espacial, según señaló Clinton.


Con el nombre de chatarra, basura o escombros espaciales se denomina a los restos de satélites, cohetes o naves que quedan vagando por el espacio cuando dejan de utilizarse. Las explosiones provocadas por restos de combustible, así como los choques entre artefactos en el espacio generan grandes cantidades de escombros, muchos de ellos de pequeño tamaño pero con gran poder destructivo. Algunos fragmentos terminan llegando a la Tierra, aunque el riesgo para los ciudadanos es muy pequeño. La mayor parte de los escombros cae en el océano y hasta ahora no se ha registrado ningún herido por caída de basura espacial.
Los escombros, sin embargo, sí suponen un serio peligro para los astronautas de la Estación Espacial Internacional (ISS) y para los satélites y sondas espaciales activos, pues pueden causar averías. Por ello, las agencias espaciales, como la ESA y la NASA, han establecido departamentos especializados que hacen un seguimiento permanente de los fragmentos más peligrosos para evitar accidentes. La Red de Vigilancia espacial de EEUU (US Space Surveillence Network) realiza estadísticas y controla de forma permanente los objetos más peligrosos.

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