Un equipo de investigadores de la NASA ha descubierto nuevos indicios que apoyan la teoría de que la vida pudo llegar a la Tierra a bordo de los cometas.
El experimento, presentado por Jennifer G. Blank en la reunión anual de la Sociedad Química Americana, recreó, con potentes 'disparos' de laboratorio y un modelo informático, las condiciones que existían en los cometas cuando bombardearon la Tierra a una velocidad de 25.000 kilómetros por hora. Este trabajo forma parte del intento de comprender cómo los aminoácidos y otros elementos de los primeros seres vivos aparecieron en un planeta que llevaba miles de años vacío y desolado.
Los aminoácidos son componentes de las proteínas, que son fundamentales en cualquier forma de vida, desde las bacterias a las personas. "Nuestra investigación demuestra que los bloques que construyeron la vida pudieron seguir intactos pese al impacto y la onda expansiva que producía el impacto del cometa", señala Black.
En su opinión, esto demuestra que "los cometas podrían haber sido realmente los vehículos perfectos para traer aquí los ingredientes químicos que se consideran básicos para que evolucione la vida, los aminoácidos, el agua y la energía".
En realidad, son bloques de gases, agua, hielo, polvo y roca que los astrónomos llaman 'bolas de nieve' sucias, y pueden tener más de 15 kilómetros de diámetro. Normalmente, orbitan en torno al Sol, en el cinturón de Kuiper, más allá de los planetas, pero de cuando en cuando logran introducirse en el sistema y son visibles en el cielo.
Impactos frecuentes
Hace miles de millones de años, sin embargo, cometas y asteroides bombardeaban la Tierra con frecuencia. De hecho, uno de ellos pudo dar origen a la Luna, donde se ven los muchos impactos que también sufrió, dado que no tiene biosfera ni placas tectónicas que los haya ocultado y transformado.
Las evidencias científicas apuntan que la vida terrestre comenzó tras acabar el 'último gran bombardeo', hace unos 3.800 millones de años. Anteriormente, hacía demasiado calor como para que nada sobreviviera. De hecho, los fósiles más primitivos tienen unos 3.500 millones de años, lo que supone que la vida se originó muy rápido.
Black y sus colegas del Centro de Investigación Ambiental Bay Area (NASA/Ames), decidieron probar si los aminoácidos quedaban destruidos tras el impacto de los cometas, una vez demostrado anteriormente que es en estos objetos cósmicos donde se originan. Para ello, utilizaron pistolas de gas, con las que simularon elevadas temperaturas y ondas expansivas de gran alcance, como las que generarían los cometas al entrar en la atmósfera. En las balas, introdujeron aminoácidos, agua y otros materiales.
Los aminoácidos no sólo no se destruyeron, sino que comenzaron a formar 'péptidos', que es lo que une a los aminoácidos en las proteínas. La presión del impacto fue la que proporcionó la energía necesaria para crearlos.
En otros experimentos, el equipo de Blank utilizó modelos informáticos sofisticados para simular condiciones del pasado cuando los cometas chocaban con la Tierra. Tras estas pruebas, Black sugiere que pudo haber infinidad de 'semilleros' de vida a lo largo de los años, llegados desde cometas, asteroides y meteoritos.
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