Los cambios en la concentración de calcio dentro de los espermatozoides controlan a qué velocidad baten estas células sus colas (flagelos) para navegar en dirección al óvulo, su destino final. Y estos cambios en los niveles de calcio se producen, precisamente, cuando los óvulos secretan determinadas sustancias. Científicos del Instituto Max Planck de Alemania, con la participación del investigador español Luis Álvarez, acaban de demostrar que durante este proceso los espermatozoides realizan cálculos muy complejos, que implican “medir las tasas de cambio a lo largo del tiempo, es decir, cómo de rápido o de lento cambia la concentración de calcio que entra en la célula”. Expresado en lenguaje matemático, podría decirse que los espermatozoides no miden valores absolutos, sino que calculan la derivada temporal de la concentración de calcio.
La investigación se ha centrado en analizar espermatozoides de diferentes especies marinas usando luz láser estroboscópica -similar a la que se utiliza en las discotecas-. Sin embargo, los científicos sospechan que el esperma de otras especies, incluidos los seres humanos, podría comportarse de la misma manera.
Además, ahora que se ha demostrado que "no hace falta todo un cerebro para hacer operaciones matemáticas", es posible que la extraordinaria capacidad de cálculo detectada en los espermatozoides se aplique a otros mensajeros químicos intracelulares que controlan diferentes funciones vitales en distintas células del organismo. "Esto es solo el principio", adelantan los autores de la investigación.
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